viernes, 21 de mayo de 2021

Un país imaginario en el Cerro Timbó

 

Existe en Maldonado, sobre la ruta 9 a escasos kilómetros de San Carlos un parque de esculturas privado, producto de la visión y el tesón del empresario, coleccionista de arte y cinéfilo argentino Carlos Abboud.

Carlos tenía un sueño: “vivir rodeado del arte de los amigos”. Sus amigos casualmente eran artistas plásticos, fotógrafos, muchos de ellos reconocidos internacionalmente, y aunque algunos de ellos no habían incursionado en la escultura, quince de ellos se prestaron al desafío que les planteaba Carlos. Las consignas eran simples:

1.       La obra no debería competir con la naturaleza

2.       Se tenía que ver

3.       Pero tampoco podía verse demasiado

4.       Las obras no debían competir entre sí

5.       Se debían ajustar al lugar, cada cual en su estilo

En este grupo, que según Abboud, conforma la primera etapa,  hay artistas de distintas nacionalidades, fiel reflejo de la vida del dueño de casa y su mujer, ya que Carlos vivió casi 40 años en Francia donde tiene su empresa, su mujer, la artista plástica Virginie Isbell es franco-estadounidense y lo acompaña en esta suerte de aventura artística.


            

En este primer grupo, que podría llamarse “el grupo de los íntimos” tenemos obra de: Antonio Seguí, Pascale Fournier, Luna Paiva, Virginie Isbell, Juan Andrés Videla, Fernando X González, Luis Felipe Noé, Mario Gurfein, Edgard Minond, Alfredo Prior, Pat Andrea, Eduardo Stupía, Alberto Bali, Fernando Maza y Denis Monfleur.  “Este es un proyecto por un lado estético y por otro muy sentimental” dice Abboud al referirse a esta primera etapa, ya que detrás de la realización y emplazamiento de cada obra hay una historia y muchas anécdotas compartidas. Todas las obras fueron realizadas especialmente para el lugar donde fueron emplazadas, todos los artistas que participaron tuvieron que empaparse del agreste paisaje serrano del Cerro Timbó. Los materiales que los creadores eligieron son muy variados, como son variadas las propuestas. Vidrio, resina, cemento, hierro, madera, acero, piedra son algunos de los materiales escogidos para las obras. El clima es duro y la durabilidad otro desafío más que se le plantea, tanto al artista como al creador del parque.

“La primera intención de Carlos, más que reunir allí a escultores consagrados, era la de convocar a un grupo de amigos muy cercanos” dice el reconocido artista cordobés radicado en Francia Antonio Seguí, que colaboró con este proyecto con un Superman en hierro pintado que sobrevuela un rascacielos, fiel a su estilo donde se combina la ironía con una frescura infantil.

“Al principio todo empezó despacito” dice Carlos, a estos primeros quince artistas, les siguieron otros, estos ya más conocidos en cuanto a su trabajo escultórico se refiere. Carlos es un hombre decidido, perseverante, cuando se le ocurre algo, no para hasta lograr su cometido. Así fue cuando conoció el trabajo del japonés Susumu Shingu, conocido como “el escultor del viento.  Sus móviles que parecen danzar al ritmo de las ráfagas de viento, le parecieron perfectos para su parque en el Cerro Timbó, así que no escatimó esfuerzos para ponerse en contacto con el artista nipón, que al principio hacía caso omiso de las llamadas de este persistente coleccionista del otro lado del mundo. La perseverancia del coleccionista finalmente dio frutos y en una cena en Paris pudo convencer al japonés de viajar a Uruguay para ver el espacio, otro de los requisitos de Carlos para participar de su proyecto. Hoy uno de los gráciles móviles de Shingu, concebido especialmente para ese espacio, danza al ritmo de los vientos uruguayos.   Algo parecido le pasó con el artista holandés Theo Jansen, reconocido internacionalmente por sus esculturas cinéticas que se asemejan a extraños animales que se desplazan por superficies planas, movidas por el viento.  Jansen no veía dónde podía estar su obra en ese paraje rocoso y escarpado del Cerro Timbó. Esto no fue problema para Carlos, quien armó una playa de arena y una especie de box o hangar donde los míticos animales de Jansen descansan, luego de sus paseos.

El lazo que se forma entre los artistas y Carlos en su papel de coleccionista y curador de parque, es muy importante para él. Es su forma de pertenecer, de ser parte del proyecto en pie de igualdad con los artistas. Se crea una suerte de conexión de “hermandad del Cerro Timbó” a la manera en que lo hacen los inmigrantes en un país ajeno. Quizás Carlos quien vivió tantos años en un país que no era el suyo, quiso recrear en el Cerro Timbó un país imaginario, rodeado del arte y el afecto de los amigos que fue recolectando y eligiendo a lo largo de su vida. Forjando una suerte de familia, donde los lazos comunes son  el arte, el amor por la Argentina y Francia y en ciertos casos la fascinación por otros mundos posibles.  En el proceso, quizás hasta inconscientemente, creó algo maravilloso, una joya escondida en el campo uruguayo. 

martes, 2 de febrero de 2021

Nueva vida para glorias pasadas

 

Nace un nuevo espacio para el arte contemporáneo en la zona del Faro de Punta del Este.

Es bien sabido que la zona que circunda el puerto de Punta del Este, una de las más lindas de la ciudad, hace tiempo que necesita nueva vida, otras propuestas que no se limiten exclusivamente a lo gastronómico. Desde un grupo de vecinos organizados primero, luego desde el Municipio de Punta del Este, hace años que venimos impulsando algún instrumento jurídico que permita desalentar esta situación de inmuebles en abandono que desvalorizan todo un barrio, en una zona de un importantísimo potencial turístico.

Es por eso que noticias como el desembarco del CCD en esta área, un centro cultural que tiene como objetivo la promoción y difusión del arte contemporáneo local, regional e internacional en sus más diversas manifestaciones, nos llena de alegría y esperanza, al ver que hay privados que apuestan por Punta del Este mas allá de la construcción o la gastronomía.

El CCD abrió sus puertas el sábado 30 de enero con las siguientes muestras: “La Conquista del Paisaje” curada por Martín Craciun, una exposición colectiva cuenta con artistas de reconocida trayectoria como Dani Umpi, Fernando López Lage, Pablo Uribe y Adriana Rostovsky entre otros. “Hilos invisibles” es un proyecto grupal que celebra el legado del arquitecto uruguayo Julio Villamajó. La colección de piezas y muebles está inspirada en la obra del arquitecto modernista, es dirigida por Matteo Fogale, y diseñada  en colaboración con 7 estudios de diseño uruguayos y por último “Poetic Forms,”un proyecto-exposición que celebra el centenario del libro “Lenguas de Diamante” de la poetisa Juana de Ibarbourou. Para diseñar la colección los estudios tomaron esta obra como disparador creativo para crear diferentes atmósferas de materiales y formas. Estas tres exhibiciones son las primeras en este espacio que está proyectado que funcione todo el año.

El CCD, una iniciativa del coleccionista y mecenas argentino Guillermo Rozenblum, tiene el plus de que pone en valor un edificio que tuvo un importante protagonismo en la vida social, deportiva y cultural de Punta del Este durante gran parte del siglo XX. Un proyecto que da nueva vida a una estructura que alberga importantes recuerdos para muchos lugareños. La venta del inmueble, el paso inclemente del tiempo y hasta casos de ocupación y vandalismo hacían que todos nos lamentáramos al ver el estado del ex Centro Cultural Democrático, pero poco pudiéramos hacer al respecto.
Gracias a la visión y sensibilidad del propietario que vio una oportunidad en esa propiedad que habían comprado como inversión, sin saber nada de su historia, ignorando que adentro de sus muros todavía quedaban viejos trofeos desechados, antiguas revistas y otros vestigios de la actividad que allí se desarrollaba.

El edificio antes
Para darle nueva vida a los trofeos, Rozenblum acertadamente convocó al artista local Raúl Sampayo, que hizo con los mismos una instalación en lo que fue la vieja cancha de básquetbol, llamada "Gloria". La obra consta de tres podios de colores primarios cada uno con una suerte de torre de trofeos apilados sin ton ni son, todo esto iluminado desde abajo, dándole a la obra un aspecto dramático y teatral, con algo de patético e inalcanzable, ya que no se puede acceder al espacio donde está la obra, solamente podemos apreciarla de lejos. “Gloria” es a la vez un tributo y una crítica al destino de estos pobres objetos desportillados que simbolizaron el pasajero momento de gloria de algún deportista local.

Raúl Sampayo y su obra "Gloria"
Guillermo Rozenblum no es ajeno al mundo del arte, coleccionista, habitué de ferias internacionales, creador de otro espacio cultural en el barrio Once de Buenos Aires, el BSM Art Building, ubicado en la calle Boulogne Sur Mer, de allí las siglas que conforman su nombre. BSM funciona en un edificio dónde antes había una fábrica de tanques de oxígeno, hoy está dedicado enteramente a talleres de artistas, una usina creativa que brinda a los artistas un lugar donde crear e intercambiar ideas.

Le damos la bienvenida a esta iniciativa, más meritoria todavía en este año de pandemia, ya que como bien dijo Rozenblum en unas declaraciones brindadas al Diario Correo de Punta del Este “la cultura sobrevive a todo”.

El CCD funciona de martes a sábados de 15 a 19 horas. La entrada es gratuita, está ubicado en la calle Juan Diaz de Solís entre el Trinquete y 2 de febrero de Punta del Este.

El CCD hoy, foto de María Sara Baroffio