domingo, 9 de noviembre de 2008

Adiós Mr. Bush



El miércoles pasado acompañé a mi marido americano, que tan valientemente se vino a vivir conmigo a Punta del Este a que votara en el Consulado Americano en Montevideo. Siempre es una experiencia interesante ir a la embajada de este país, más que nada porque las medidas de seguridad para entrar, que me recuerdan al obligado strip-tease que uno tiene que hacer en los aeropuertos internacionales, es casi como viajar sin pagar pasaje.
Llegamos a la embajada y en el ala del consulado en que se atiende a los ciudadanos americanos, había varias personas tratando de descifrar los formularios para mandar su voto anticipado. Una pareja de veteranos que parecían uruguayos nacionalizados americanos discutían y se daban consejos mutuos acerca de cómo llenar los formularios, el marido repetía “Fijate vieja que este todo bien, ya que quiero que este voto valga, no vaya a ser que lo anulen.”
En un país donde el voto no es obligatorio y muchas veces es visto como una molestia que no vale la pena tomarse, no como un derecho ni una obligación cívica, el hecho de que tantas personas, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos se molesten en que esta vez sí, esta vez su voto sea tomado en cuenta, no deja de ser significativo.
Mucho me sorprendió ver que mi marido- de familia archi-republicana y conservadora, sobrino del recientemente fallecido William Buckley, uno de los fundadores del partido conservador y polémica figura pública, con igual número de seguidores y detractores- votara por Barack Obama en vez del héroe de guerra John Mc Cain. No pude ocultar mi sorpresa y le pregunté porque iba contra su filosofía política y se arriesgaba a despertar la ira de su numerosa familia, a lo cual me contestó “Voté contra el partido republicano ya que en estos últimos 8 años lo que ha hecho el actual gobierno es sistemáticamente ir en contra de la filosofía republicana.” Esta se puede resumir de una manera muy, pero muy básica en: libre comercio, mínima intervención del gobierno federal en los problemas de los estados y mesura en el gasto fiscal. “El gobierno federal está metido en todo ahora,” me dijo muy indignado, “se ha convertido en el instrumento que maneja la economía, usa el dinero recaudado de los impuestos para intervenir, para controlar, en un sistema de premios y castigos que buscan controlar la iniciativa privada.”
Otro fenómeno que me llamó la atención es la cantidad de gente que dicen que ya votó, que no pudo esperar, ya que se calcula que un tercio de los votantes pueden hacerlo antes del 4 de noviembre. La propaganda tratando de incentivar el voto anticipado es poderosa y los demócratas son los que más lo fomentan, preocupados en asegurar la presidencia de Obama. En la última elección del 2004 el porcentaje de votantes anduvo alrededor de un 60% de las personas habilitadas (64% en la última elección según un comunicado de prensa de la dirección de estadística y censo de los Estados Unidos), Va a ser muy interesante ver que pasa esta vez. Una mezcla explosiva de factores han llevado a los normalmente apáticos americanos a las urnas con renovado entusiasmo. Falta poco para ver si el pueblo americano está listo para Obama. ¿Y Obama estará listo para ser presidente? Sinceramente espero que sí.


lunes, 12 de mayo de 2008

Sur o no sur


Me voy porque acá no se puede,
me vuelvo porque allá tampoco
Me voy porque aquí se me debe,
me vuelvo porque allá están locos

Sur o no sur...


Esta es la primera estrofa de una canción del músico argentino Kevin Johansen, él mismo un producto del “sur o no sur”. Nacido en Alaska de madre argentina y padre norteamericano, criado en Argentina desde los 12 años, en 1990 se va a Nueva York, según sus propias palabras “a redescubrir la América del Norte de su infancia." En esta ciudad vive y desarrolla su música hasta que en el 2000 regresa definitivamente a la Argentina. Internacionalmente reconocido por su estilo musical en el que mezcla cómodamente distintos géneros e idiomas, Johansen trata en sus canciones temas como el desarraigo, el amor y la identidad con profundidad y humor. Su último álbum “Logo” tuvo tres nominaciones a los Grammy Latinos en el 2007.
Somos muchos los que nos preguntamos al igual que Kevin: ¿Sur o no sur? Yo soy una de ellos.
Después de vivir en los Estados Unidos por más de diez años he logrado sentirme bastante en casa en la ciudad que me eligió (digo que la ciudad me eligió porque poco tuve que decir al respecto). Cuando Washington, DC, decidió en 1998 que me quería como uno de sus habitantes, hizo todo lo posible por hacerme la vida tan fácil y tan cómoda que no pude decirle que no. A veces la vida se asemeja a la corriente de un rio y lo más fácil es dejarse llevar y ver en que orilla nos quiere dejar.
El “no sur” tiene sus ventajas que todos conocemos y no voy a enumerar porque no creo que nuestro país necesite más gente yéndose. Aventureros, profesionales frustrados, soñadores, gente que realmente la está pasando mal por motivos económicos o los que en su momento decidieron “no sur” por razones acuciantes como discrepancias políticas y hasta su propia seguridad personal. La mezcla de yorugas diseminados por distintos continentes es de lo más variopinta, en Washington por ejemplo, donde hay una gran comunidad uruguaya, tuve la oportunidad de conocer distintos ejemplares: los tangueros nostálgicos, los renegados que no quieren saber de nada que sea ni remotamente uruguayo, los asimilados a su país adoptivo que vuelven de vez en cuando de visita pero no sueñan con volver al “paisito”(como la gran mayoría), los que están bien pero piensan volver algún día (cuando sus hijos sean grandes, junten suficiente plata, se jubilen, cambie el gobierno, se alineen las estrellas, que-se-yo- las razones son numerosas), los que no ven el momento de pisar el aeropuerto de Carrasco. Si, la mayoría sueña con volver aunque cuando escuchan los cuentos de sus parientes y amigos respecto a la seguridad, los vaivenes económicos y demás problemas propios de nuestras latitudes, lo dudan, lo piensan, lo repiensan o lo posponen indefinidamente hasta que ya es demasiado tarde y el país que extrañan ya es uno muy distinto al que dejaron años atrás.
Sur o no, esa es la cuestión, como diría a lo Hamlet algún torturado compatriota, eso es lo que yo también me pregunto en este domingo primaveral desde la politizada Washington, DC.
¿Vale la pena el sacrificio de estar tan lejos de la patria y los afectos? Tengo una conocida que acaba de volver con toda su familia a Punta del Este después de 6 años de vivir en Miami, allí tenía trabajo tanto ella como su marido, sus hijos iban al colegio y estaban adaptados, la familia de ella iba a visitarlos a menudo. Sin embargo pudo más la nostalgia y dejaron el “no sur” sin posibilidades inmediatas de volver ya que al haber estado como ilegales, no se les va a hacer tan fácil, sobre todo ahora con lo estrictos que están los norteamericanos en cuanto a visas se refiere. No he tenido la oportunidad de hablar con ella últimamente, pero me gustaría ver que dice de haber vuelto al sur.
Siendo nieta de inmigrantes esto de la añoranza de una patria lejana no me es ajeno. Mi abuelo era un libanes que según me cuentan, nunca aprendió bien el español aunque ya se había olvidado del árabe y mi abuela Luisa, una española que aunque totalmente adaptada a nuestras latitudes, hasta que el cuerpo se lo permitió viajó a España de donde traía “chorizo de Pamplona” en su valija, desafiando a las autoridades sanitarias tanto locales como europeas. Una vez llegado el botín a Punta del Este nos convidaba a los nietos con rodajas del grosor de una hostia, con la misma reverencia como si de una de estas se tratara.
¿Sur o no sur? El “no sur” y todo con lo que conlleva ya me tiene un poco cansada, desde mi visión en este momento totalmente subjetiva y algo tanguera, estoy con ganas de rumbear pa’l sur (Volver, con la frente marchita...) Después de pasar en Punta del Este cuatro meses y medio, es muy difícil escapar de los encantos de esta contradictoria y seductora ciudad con su naturaleza maravillosa y sus pintorescos personajes. ¿Cómo es posible no añorar a la querida Punta del Este que logra mantener su encanto pueblerino fuera de temporada, a pesar de que ahora la juega de balneario internacional? Aprecio el encanto de poder hablar con gente que me conoce de toda la vida, conoce a mis padres y conoció a mis abuelos, aprecio el hecho de pertenecer a un lugar, más allá de sus problemas, sus desafíos, su karma (como diría el genial Charly García “sentir hasta resistir el karma de vivir al sur”)
Entonces señores por todas estas razones y otras, que no voy a mencionar porque no vienen al caso, digo: SUR Que no ni no!
Ya estoy llegando...

Florencia Sader
Abril 2008
Washington, DC (por ahora)

domingo, 20 de abril de 2008

La temporada, esa ingrata


Se la espera con la impaciencia con que espera el infiel a su amante, con resignación como la solterona espera al novio que nunca llega, con la certeza con la que el condenado a muerte espera lo inevitable, con la inconsciencia del niño que espera el paseo aunque no sabe adonde va. Llega y nos pasa por encima como un tsunami, una ola gigantesca que todo lo barre y quedamos boqueando, aferrándonos a lo que podemos para no perder pie, buscando un punto de referencia en ese mar de autos, de bronceados desconocidos que parecen estar pasándola “bomba”, de atareados trabajadores que corren de un trabajo a otro tratando de “hacer la temporada” y con el botín tratar de sobrevivir el resto del año o al menos hacerlo más llevadero.

Se va y no nos dice ni adiós, cada día se va mas temprano, esa ingrata, no se si la esperan en otro lado, se que vivimos en función de ella y parece que ni cuenta se da, sabe que ahí estamos, esperándola…. Como algo lejano en mayo, esperanzados en julio, impacientes en octubre, envalentonados en diciembre y luego zas! Llega, hace de las suyas y se va, con sus turistas, sus autos, sus fiestas, sus dólares, euros y cruzados y nos deja cansados, aliviados, un poco tristes y algo desconcertados, preguntándonos… ¿Ya pasó? ¿Y que pasó? ¿Valió la pena la espera? De todas maneras a ella no le importa, como una coqueta que se sabe admirada, el año que viene volverá a hacer su entrada triunfal a fines de diciembre, a hacer de las suyas y dejarnos con la certeza de que vamos a estar ahí, esperándola, año tras año, fieles, resignados a nuestra suerte de amantes ocasionales. Ya que, quien sabe que hará esa coqueta el resto del año… igual mucho no nos importa, mientras no se olvide de nosotros!

miércoles, 13 de febrero de 2008

La historia viva de Punta del Este


Punta del Este parece estar viviendo otro boom de la construcción, la fisonomía de la ciudad cambia mes a mes, el balneario se agranda, se expande tanto hacia el este como hacia arriba con los nuevos edificios tanto en construcción como los proyectados; se viven tiempos de cambio. Cambio que implica no sólo un nuevo paisaje urbano sino también la consolidación de Punta del Este como balneario internacional, basta con ir a José Ignacio en enero y escuchar los distintos idiomas que allí se hablan.

Hace más de una década se celebra todos los febreros en la Liga de Fomento y Turismo de Punta del Este el REENCUENTRO DE LOS ANTIGUOS VERANEANTES. Este evento es una reunión informal de uruguayos y argentinos en su mayoría, que se juntan para recordar personajes, anécdotas, hechos que marcaron una época o simplemente rememorar muchos años, muchos veranos, una vida entera en Punta del Este.

El Reencuentro de los Antiguos Veraneantes también homenajea a personajes de Punta del Este que ayudaron a formar esta ciudad: comerciantes, profesionales, gente de servicio, en suma quienes hicieron posible que el balneario se desarrollara, creciera, los que siempre estaban allí, haciendo muchas veces el “papel secundario” de la película. Sin ellos hubiera sido imposible llegar donde estamos ahora, eran y siguen siendo la base, los cimientos (para usar un término inmobiliario en una ciudad obsesionada por el tema) que permitieron construir este original, a veces caótico pero siempre maravilloso Punta del Este.

Punta del Este acaba de cumplir un siglo de vida, todavía tenemos entre nosotros personas que nos pueden contar de primera mano cómo era esta ciudad hace 50, 60 y 70 años, de hacernos viajar un poco en el tiempo, de ayudarnos a recuperar el espíritu con que fue concebido este balneario. ¡Escuchemos lo que nuestros mayores tienen para contarnos! ¡Celebremos nuestra historia! No pequemos de pensar que porque ahora se interesan por nosotros europeos, americanos, canadienses nos podemos olvidar de quienes apostaron por Punta del Este, construyeron su casa, trajeron sus familias, vinieron contra corralito, verano caliente, recesiones varias, piqueteros...

Démosle gracias a los fieles veraneantes enamorados de Punta del Este que nos eligieron y nos siguen eligiendo, a pesar de que las circunstancias no siempre son las ideales ¿No vale la pena dedicarles una noche? Ellos nos dedicaron mucho más que eso.

El Reencuentro de los Antiguos Veraneantes se llevará a cabo el 21 de febrero a las 20:30 horas en la Liga de Fomento y Turismo de Punta del Este. Por más información llamar al 440514.

domingo, 27 de enero de 2008

Sin reina ni príncipe

Este año no hay Reina de Punta del Este en el Cantegril, también lamentablemente se nos fue el príncipe D’Arenberg. Perdimos dos símbolos del Punta del Este que todos conocemos, soplan vientos de cambio y a veces es difícil saber sin son virazones o pamperos.

Me dicen que los publicitados apartamentos de nombre monosilábico de la avenida Roosevelt se venden como pan caliente. ¡Que maravilla! Pero que buena noticia para los inversores, que contando con la ya consabida frivolidad esteña, apostaron por un producto de precios más moderados, el aval de un conocido diseñador, mucha prensa y propaganda anaranjada.

SIPE, o el salón inmobiliario de este año en el Conrad se mostró mucho menos rumboso que el año pasado. Atrás quedaron los edificios de alto vuelo que se construyeron en la Brava y ahora se promueven departamentos más modestos, más accesibles para bolsillos plebeyos. De todas maneras no puedo dejar de preguntarme: ¿Quién va a comprar todos estos departamentos? Caros o baratos, la verdad que son muchos, parece que todos los días me entero de algún edificio nuevo que se está construyendo o en vías de ser construido. Ojalá que no queden esqueletos como los que dejó la última bonanza inmobiliaria en la ahora remozada Avenida Roosevelt, en fin… una de las ventajas que tiene cumplir años es que me acuerdo del boom inmobiliario de principios de los 80 y su consiguiente pinchazo.

Ayer comentábamos con unos amigos “Ya no conocemos a nadie,” antes uno se encontraba con gente conocida, no una sino varias veces por día, en la calle, en la playa, en el supermercado, ahora cuando uno se encuentra con un conocido lo saluda con una efusividad que no es proporcional a la alegría que nos produce ver a esa persona en particular, es más alivio al ver que todavía formamos parte de este Punta del Este lleno de desconocidos que compran departamentos en estos nuevos edificios que brotan como hongos en un día de humedad.

Este año nos quedamos sin dos representantes de la original “realeza esteña”, uno verdadero que ayudó a que Punta del Este ascendiera a primera división entre los balnearios internacionales y uno de ficción, una linda jovencita que por un año se ha de divertir bastante ¿Quienes heredaran el trono? Ojalá que nos toque una monarquía benévola y con visión de futuro que entienda que el equilibrio de Punta del Este es muy precario y necesitamos unirnos los de sangre azul y los plebeyos para proteger esta gallinita de los huevos de oro que tenemos.

Florencia Sáder
Punta del Este, enero de 2008

jueves, 17 de enero de 2008

El Reino del Mar-keting



Los primeros días de enero con su histeria y frenética actividad concentran mas del 80% de las actividades del balneario. Fiestas varias compiten contra desfiles, conciertos, torneos de tennis, polo, rugby, presentaciones de libros, carreras de autos clásicos, todos tratando de captar a un mareado publico que corre de un lado a otro tratando de no quedarse afuera del ese “imperdible” evento. En esta época son infaltables los lanzamientos de edificios y emprendimientos, con su consiguiente marketing y venta de un estilo de vida privilegiado que solo se puede conseguir en X, como publicitan los atractivos folletos destinados a seducirnos en soltar los dolares o euros en asegurarnos un lugarcito en el reino de los elegidos.



Espejitos de colores, eso es lo que vi hace unos días en el lanzamiento de un edificio en un lugar improbable que publicitaban como el nuevo “Art District” (la Avenida Roosevelt) que hasta donde yo se, lo mas artístico que tiene es un par de mueblerias. Mucho ruido y pocas nueces me pareció la cosa. Comprar el nombre de un diseñador famoso y marketinero, una estructura abandonada en la Roosevelt y a eso sazonarlo con mucho condimento anaranjado, en un producto destinado a: A quien me pregunto yo? A los jóvenes y ya no tanto que quieren el glamour de vivir en un edificio “inspirado” por este diseñador responsable de un par de famosos hoteles en Miami y Nueva York?? A extranjeros que realmente se crean que la Avenida Roosevelt es el nuevo “Art District”? Punta del Este nunca deja de asombrarme.

Ayer tuve otra experiencia que ilustra esta crónica, estuve buscando un regalo para una amiga que cumple años el 9 de enero, siempre me pasa lo mismo, me enojo conmigo misma por no haber pensado en comprarle el regalo antes en algún lugar mas lógico y no tener que pagar precios de “principios de enero” por cosas que muchas veces no valen ni la mitad. Decidí buscarle un regalo en un gran galpón a la entrada de Punta del Este que vende en su mayoría ropa, muebles y accesorios traídos de la India, pero bajo la marca de dueña del negocio. Las cosas no son demasiado distintas que las que vende el “Indian Emporium” a una fracción de lo que aquí cuestan, pero uno esta pagando por un poco de “glamour” que parece ser tan necesario en esta ciudad. No hace falta decir que mi amiga se quedo sin regalo “glamoroso” ya que me niego a pagar precios exorbitantes por cosas que no lo valen. En fin… de eso vive Punta del Este en gran parte, y vivan los espejitos! Mientras sean otros los que los compren y nosotros los que los vendemos.