martes, 11 de octubre de 2022

¿Cuándo vamos a hablar de lo que verdaderamente importa


Se inaugura Torre Trump con la presencia del presidente, un edil iluminado propone que, ya que las torres en el predio del ex Hotel San Rafael van a ser altas, por qué no se hace la torre más alta de Latinoamérica y ni cortos ni perezosos le toman la palabra.


Mientras tanto en este año funesto se prende fuego el Punta Shopping, se hunde uno de los puentes ondulantes de La Barra, siguen los intempestivos cortes de luz, el tránsito cada día es más complicado y hay incertidumbre acerca de la calidad del suministro de agua potable en alta temporada.

¿Cuándo vamos a tener la conversación que verdaderamente importa?

Nos encanta que Punta del Este finalmente alcance la tan anhelada desestacionalización, que cada vez más gente nos elija para vivir, para criar a sus hijos o para retirarse, teletrabajar, crear sus empresas o insertarse en el mercado laboral de nuestra ciudad, pero…

¿Estamos verdaderamente preparados para el crecimiento que estamos teniendo?

¿Estamos invirtiendo en infraestructura? ¿Estamos supervisando si la que tenemos se utiliza en forma adecuada? ¿Le estamos realizando mantenimiento? ¿Realizamos chequeos periódicos para verificar el estado en que se encuentra?

No podemos mostrarnos sorprendidos cuando un puente que probablemente fue diseñado para un tipo de tráfico colapsa luego de recibir durante años un uso intensivo para el que no fue diseñado. El paso de pesados camiones cargados de materiales para los múltiples desarrollos que en estos años han florecido al este del arroyo Maldonado y la falta de controles que había en este aspecto nos trajeron este resultado. Hacemos la vista gorda, y ¡qué bueno el desarrollo y el empleo de mano de obra! ¡El resto, crucemos los dedos y veamos si aguanta otra temporada!

martes, 12 de abril de 2022

El año del colibrí

Este último año fue uno en el que nuestro mundo pasó por las pequeñas cosas. Las circunstancias nos obligaron a reencontrarnos con nuestras casas, nuestros espacios, nuestros balcones y jardines. En la era de la globalización hubo que poner en pausa los viajes transatlánticos y los planes de conocer países remotos.  Tuvimos que enfocarnos en lo que nos rodeaba, y descubrir la belleza más cercana que muchas veces no miramos, apurados por buscar la distracción fuera de nuestros hogares.

Para Reid Buckley, un norteamericano radicado hace más de una década en Punta del Este, fue el año de reconectarse con una de sus pasiones: la fotografía.  Desde el jardín de su casa en El Chorro, encontró en unos coloridos pájaros minúsculos, un mundo nuevo y fascinante.

Como estudiante de arte en los Estados Unidos en la década del setenta, Reid había experimentado con distintas técnicas fotográficas, el revelado en el cuarto oscuro y el uso de filtros para lograr distintos efectos, lejos todavía de la era digital y sus múltiples posibilidades.

Reid observó que durante la primavera llegaban a su jardín varios colibríes, empezó a darles de comer agua azucarada y fue allí donde se creó una suerte de relación con los pájaros. Estos aparecían a una determinada hora, revoloteando alrededor del comedero, prácticamente exigiendo su comida, Reid los esperaba cámara en mano. Fue allí que empezó a distinguirlos, incluso a bautizarlos. “Disco Bird” es un colibrí de plumaje verde iridiscente que brilla al sol, “The Duelist” es especialmente agresivo, territorial, capaz de retar a duelo a cualquier colibrí que se atreva a acercarse demasiado al comedero o “El Calvo” al que le faltan casi todas las plumas de la cabeza. En el jardín había, si uno se tomaba un rato para observar, un micro mundo con su dinámica propia. Un universo colorido y singular, pronto para ser descubierto y fotografiado.

"Los he visto batirse a duelo con sus picos, como si de pequeños mosqueteros se tratara" dice Reid. "Son muy curiosos, casi temerarios, siempre te están observando, se quedan suspendidos en el aire como interpelándote.”

Los colibríes han despertado la fascinación de los humanos a lo largo de la historia. Hay varios mitos y leyendas ligados a ellos, algunos de la era prehispánica. Uno de los mitos más importantes que involucra a estos pájaros es del Imperio Mexica.

Cuenta la leyenda que, mientras Coatlicue, diosa de la fertilidad, barría su templo en la montaña de las serpientes, una brisa hizo que varias plumas de colibrí se asentaran en su seno. Fue así que en su vientre se gestó Huitzilipochtli quien, al nacer, legó al mundo con una armadura, un escudo de águila y sandalias forradas en plumas de colibrí. Cuando Huitzilipochtli se ganó su puesto como dios tutelar de los mexicas, los guió hasta Aztlán con sus mensajeros alados. Fue así como alcanzaron la tierra donde alzaron su civilización entera. Por esto, a nivel cosmogónico, estos pájaros ocupan un lugar importante en la era precolombina.

Los guaraníes también tienen entre sus creencias una que involucra a estas aves. Cuenta la leyenda que la muerte no es el final de la vida, pues el hombre, al morir, abandona el cuerpo en la Tierra pero el alma continúa su existencia. El alma se desprende y vuela a ocultarse en una flor a la espera de un mágico ser. Entonces es cuando aparece el “mainimbú” (nombre guaraní del Colibrí) y recoge las almas que están en las flores, para guiarlas al Paraíso. Esta es la de que vuele de flor en flor. Es por eso que la visita de los colibríes es considerada como una visita de un alma querida del más allá.

Los colibríes son exclusivos de las Américas, no existen en otras partes del mundo y están distribuidos desde Alaska hasta Tierra del Fuego. De acuerdo con los registros fósiles, lo más probable es que sus ancestros hayan sido originarios de Europa o Asia. Después se desplazaron a Sudamérica y se esparcieron por gran parte del continente, al tiempo que se extinguieron en el Viejo Mundo.

Estas aves son, junto con las abejas  y las mariposas, de los principales polinizadores. En un día, consumen su propio peso en néctar. Su vuelo es único, tienen 200 batidos de ala por segundo, pueden volar hacia atrás o mantenerse suspendidos en un sitio. Este puede alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora y cuando están en época reproductiva, algunos alcanzan hasta 130 kilómetros por hora en picada, como parte de un ritual de apareamiento en el que los machos demuestran su destreza para atraer a las hembras. El colibrí incuba sus huevos durante 14 a 23 días y en algunas de las especies más pequeñas, estos son del tamaño de un grano de café

Sus flores favoritas son las tubulares de color rojo o amarillo. Tienen un corazón muy grande para su cuerpo, para que puedan bombear la sangre con mayor rapidez y obtener el oxígeno que necesitan para aletear a velocidades tan altas, también tienen un cerebro muy grande comparado con otras especies de su tamaño. Dependiendo de la especie, el pico de los colibríes puede llegar a medir la misma longitud que su cuerpo. Viven de 6 a 12 años.

El colibrí abeja de Cuba también conocido como Zunzuncito, es el ave más pequeña del mundo. Mide alrededor de 5 centímetros de largo y pesa apenas 2 gramos. El orden al que pertenecen, Apodiformes, significa “sin pies”. Los colibríes tienen patas, pero son muy pequeñas y poco desarrolladas, por lo que no las usan para caminar.

Se dice que existen poco más de unas trescientas especies diferentes, algunas de ellas se encuentran en peligro de extinción, una de sus principales amenazas es la pérdida de su hábitat.

El poeta chileno Pablo Neruda, tiene entre sus poemas uno dedicado a estos pequeños  seres alados, escrito en 1956 y forma parte de su libro “Nuevas Odas Elementales”.

 

Al colibrí,

volante chispa de agua,

incandescente gota de fuego americano,

resumen encendido de la selva,

arco iris de precisión celeste:

al picaflor un arco,

un hilo de oro,

una fogata verde!

 

Oh mínimo relámpago viviente,

cuando se sostiene en el aire

tu estructura de polen,

pluma o brasa,

te pregunto,

qué cosa eres,

¿en dónde te originas?

 

Tal vez en la edad ciega del diluvio,

en el lodo de la fertilidad,

cuando la rosa se congeló en un puño de antracita

cada uno en su secreta galería,

tal vez entonces del reptil herido

rodó un fragmento,

un átomo de oro,

la última escama cósmica,

una gota del incendio terrestre

y voló suspendiendo tu hermosura,

tu iridiscente y rápido zafiro.

 

Duermes en una nuez,

cabes en una minúscula corola,

flecha,

designio,

escudo,

vibración de la miel, rayo del polen,

eres tan valeroso

que el halcón con su negra emplumadura no te amedrenta:

giras como luz en la luz,

aire en el aire,

y entras volando en el estuche húmedo

de una flor temblorosa

sin miedo de que su miel nupcial te decapite.

 

Del escarlata al oro espolvoreado,

al amarillo que arde,

a la rara esmeralda cenicienta,

al terciopelo anaranjado y negro

de tu tornasolado corselete,

hasta el dibujo que como

espina de ámbar te comienza,

pequeño ser supremo,

eres milagro,

y ardes desde California caliente

hasta el silbido del viento amargo de la Patagonia.

 

Semilla del sol

eres fuego emplumado,

minúscula bandera voladora,

pétalo de los pueblos que callaron,

sílaba de la sangre enterrada,

penacho del antiguo corazón sumergido


"Cuando empecé con este proyecto, me acordé de "Walden y la vida en los bosques de Henry David Thoreau”, dice Reid "como el gran mundo puede estar contenido en un rincón de nuestro jardín"


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viernes, 21 de mayo de 2021

Un país imaginario en el Cerro Timbó

 

Existe en Maldonado, sobre la ruta 9 a escasos kilómetros de San Carlos un parque de esculturas privado, producto de la visión y el tesón del empresario, coleccionista de arte y cinéfilo argentino Carlos Abboud.

Carlos tenía un sueño: “vivir rodeado del arte de los amigos”. Sus amigos casualmente eran artistas plásticos, fotógrafos, muchos de ellos reconocidos internacionalmente, y aunque algunos de ellos no habían incursionado en la escultura, quince de ellos se prestaron al desafío que les planteaba Carlos. Las consignas eran simples:

1.       La obra no debería competir con la naturaleza

2.       Se tenía que ver

3.       Pero tampoco podía verse demasiado

4.       Las obras no debían competir entre sí

5.       Se debían ajustar al lugar, cada cual en su estilo

En este grupo, que según Abboud, conforma la primera etapa,  hay artistas de distintas nacionalidades, fiel reflejo de la vida del dueño de casa y su mujer, ya que Carlos vivió casi 40 años en Francia donde tiene su empresa, su mujer, la artista plástica Virginie Isbell es franco-estadounidense y lo acompaña en esta suerte de aventura artística.


            

En este primer grupo, que podría llamarse “el grupo de los íntimos” tenemos obra de: Antonio Seguí, Pascale Fournier, Luna Paiva, Virginie Isbell, Juan Andrés Videla, Fernando X González, Luis Felipe Noé, Mario Gurfein, Edgard Minond, Alfredo Prior, Pat Andrea, Eduardo Stupía, Alberto Bali, Fernando Maza y Denis Monfleur.  “Este es un proyecto por un lado estético y por otro muy sentimental” dice Abboud al referirse a esta primera etapa, ya que detrás de la realización y emplazamiento de cada obra hay una historia y muchas anécdotas compartidas. Todas las obras fueron realizadas especialmente para el lugar donde fueron emplazadas, todos los artistas que participaron tuvieron que empaparse del agreste paisaje serrano del Cerro Timbó. Los materiales que los creadores eligieron son muy variados, como son variadas las propuestas. Vidrio, resina, cemento, hierro, madera, acero, piedra son algunos de los materiales escogidos para las obras. El clima es duro y la durabilidad otro desafío más que se le plantea, tanto al artista como al creador del parque.

“La primera intención de Carlos, más que reunir allí a escultores consagrados, era la de convocar a un grupo de amigos muy cercanos” dice el reconocido artista cordobés radicado en Francia Antonio Seguí, que colaboró con este proyecto con un Superman en hierro pintado que sobrevuela un rascacielos, fiel a su estilo donde se combina la ironía con una frescura infantil.

“Al principio todo empezó despacito” dice Carlos, a estos primeros quince artistas, les siguieron otros, estos ya más conocidos en cuanto a su trabajo escultórico se refiere. Carlos es un hombre decidido, perseverante, cuando se le ocurre algo, no para hasta lograr su cometido. Así fue cuando conoció el trabajo del japonés Susumu Shingu, conocido como “el escultor del viento.  Sus móviles que parecen danzar al ritmo de las ráfagas de viento, le parecieron perfectos para su parque en el Cerro Timbó, así que no escatimó esfuerzos para ponerse en contacto con el artista nipón, que al principio hacía caso omiso de las llamadas de este persistente coleccionista del otro lado del mundo. La perseverancia del coleccionista finalmente dio frutos y en una cena en Paris pudo convencer al japonés de viajar a Uruguay para ver el espacio, otro de los requisitos de Carlos para participar de su proyecto. Hoy uno de los gráciles móviles de Shingu, concebido especialmente para ese espacio, danza al ritmo de los vientos uruguayos.   Algo parecido le pasó con el artista holandés Theo Jansen, reconocido internacionalmente por sus esculturas cinéticas que se asemejan a extraños animales que se desplazan por superficies planas, movidas por el viento.  Jansen no veía dónde podía estar su obra en ese paraje rocoso y escarpado del Cerro Timbó. Esto no fue problema para Carlos, quien armó una playa de arena y una especie de box o hangar donde los míticos animales de Jansen descansan, luego de sus paseos.

El lazo que se forma entre los artistas y Carlos en su papel de coleccionista y curador de parque, es muy importante para él. Es su forma de pertenecer, de ser parte del proyecto en pie de igualdad con los artistas. Se crea una suerte de conexión de “hermandad del Cerro Timbó” a la manera en que lo hacen los inmigrantes en un país ajeno. Quizás Carlos quien vivió tantos años en un país que no era el suyo, quiso recrear en el Cerro Timbó un país imaginario, rodeado del arte y el afecto de los amigos que fue recolectando y eligiendo a lo largo de su vida. Forjando una suerte de familia, donde los lazos comunes son  el arte, el amor por la Argentina y Francia y en ciertos casos la fascinación por otros mundos posibles.  En el proceso, quizás hasta inconscientemente, creó algo maravilloso, una joya escondida en el campo uruguayo. 

martes, 2 de febrero de 2021

Nueva vida para glorias pasadas

 

Nace un nuevo espacio para el arte contemporáneo en la zona del Faro de Punta del Este.

Es bien sabido que la zona que circunda el puerto de Punta del Este, una de las más lindas de la ciudad, hace tiempo que necesita nueva vida, otras propuestas que no se limiten exclusivamente a lo gastronómico. Desde un grupo de vecinos organizados primero, luego desde el Municipio de Punta del Este, hace años que venimos impulsando algún instrumento jurídico que permita desalentar esta situación de inmuebles en abandono que desvalorizan todo un barrio, en una zona de un importantísimo potencial turístico.

Es por eso que noticias como el desembarco del CCD en esta área, un centro cultural que tiene como objetivo la promoción y difusión del arte contemporáneo local, regional e internacional en sus más diversas manifestaciones, nos llena de alegría y esperanza, al ver que hay privados que apuestan por Punta del Este mas allá de la construcción o la gastronomía.

El CCD abrió sus puertas el sábado 30 de enero con las siguientes muestras: “La Conquista del Paisaje” curada por Martín Craciun, una exposición colectiva cuenta con artistas de reconocida trayectoria como Dani Umpi, Fernando López Lage, Pablo Uribe y Adriana Rostovsky entre otros. “Hilos invisibles” es un proyecto grupal que celebra el legado del arquitecto uruguayo Julio Villamajó. La colección de piezas y muebles está inspirada en la obra del arquitecto modernista, es dirigida por Matteo Fogale, y diseñada  en colaboración con 7 estudios de diseño uruguayos y por último “Poetic Forms,”un proyecto-exposición que celebra el centenario del libro “Lenguas de Diamante” de la poetisa Juana de Ibarbourou. Para diseñar la colección los estudios tomaron esta obra como disparador creativo para crear diferentes atmósferas de materiales y formas. Estas tres exhibiciones son las primeras en este espacio que está proyectado que funcione todo el año.

El CCD, una iniciativa del coleccionista y mecenas argentino Guillermo Rozenblum, tiene el plus de que pone en valor un edificio que tuvo un importante protagonismo en la vida social, deportiva y cultural de Punta del Este durante gran parte del siglo XX. Un proyecto que da nueva vida a una estructura que alberga importantes recuerdos para muchos lugareños. La venta del inmueble, el paso inclemente del tiempo y hasta casos de ocupación y vandalismo hacían que todos nos lamentáramos al ver el estado del ex Centro Cultural Democrático, pero poco pudiéramos hacer al respecto.
Gracias a la visión y sensibilidad del propietario que vio una oportunidad en esa propiedad que habían comprado como inversión, sin saber nada de su historia, ignorando que adentro de sus muros todavía quedaban viejos trofeos desechados, antiguas revistas y otros vestigios de la actividad que allí se desarrollaba.

El edificio antes
Para darle nueva vida a los trofeos, Rozenblum acertadamente convocó al artista local Raúl Sampayo, que hizo con los mismos una instalación en lo que fue la vieja cancha de básquetbol, llamada "Gloria". La obra consta de tres podios de colores primarios cada uno con una suerte de torre de trofeos apilados sin ton ni son, todo esto iluminado desde abajo, dándole a la obra un aspecto dramático y teatral, con algo de patético e inalcanzable, ya que no se puede acceder al espacio donde está la obra, solamente podemos apreciarla de lejos. “Gloria” es a la vez un tributo y una crítica al destino de estos pobres objetos desportillados que simbolizaron el pasajero momento de gloria de algún deportista local.

Raúl Sampayo y su obra "Gloria"
Guillermo Rozenblum no es ajeno al mundo del arte, coleccionista, habitué de ferias internacionales, creador de otro espacio cultural en el barrio Once de Buenos Aires, el BSM Art Building, ubicado en la calle Boulogne Sur Mer, de allí las siglas que conforman su nombre. BSM funciona en un edificio dónde antes había una fábrica de tanques de oxígeno, hoy está dedicado enteramente a talleres de artistas, una usina creativa que brinda a los artistas un lugar donde crear e intercambiar ideas.

Le damos la bienvenida a esta iniciativa, más meritoria todavía en este año de pandemia, ya que como bien dijo Rozenblum en unas declaraciones brindadas al Diario Correo de Punta del Este “la cultura sobrevive a todo”.

El CCD funciona de martes a sábados de 15 a 19 horas. La entrada es gratuita, está ubicado en la calle Juan Diaz de Solís entre el Trinquete y 2 de febrero de Punta del Este.

El CCD hoy, foto de María Sara Baroffio





viernes, 24 de abril de 2020

Webinar: "El futuro de los viajes y la nueva normalidad" por el periodista norteamericano Peter Greenberg


Esta conferencia fue organizada por SAHIC South American Hotel and Tourism Investment Conference, en el marco de las SAHIC e-Mettings, una serie de conferencias virtuales acerca de temas que hacen a la realidad y al futuro de la industria turística en tiempos del Coronavirus.
El fundador y CEO de SAHIC, Arturo García Rosa vive hace ya unos años en Punta del Este, en la zona de La Barra.

La conferencia comienza la bienvenida de García Rosa a Peter Greenberg quien está en su casa en el estado de Nueva York. Greenberg comenta que hace 6 semanas que está en su casa, y que desde que tiene 17 años, es la primera vez que esta tanto tiempo en un solo lugar, sin viajar.

Viajar se ha convertido en algo que un porcentaje cada vez más grande de las personas realizamos habitualmente, viajes por negocios, viajes de placer, mudanzas a otros países o ciudades. Gran parte de los seres humanos nos hemos acostumbrado a los viajes como una parte importante de nuestras vidas. En muchos casos, es el momento por el cual trabajamos y nos sacrificamos gran parte del año, por la promesa de esa posibilidad de subirnos a un avión y alejarnos a una tierra lejana, en la cual por unos días, nos podremos olvidar de nuestros problemas cotidianos.

Todo eso tal cual lo conocíamos, nos ha sido arrebatado, al menos por el momento, por un enemigo invisible y mortífero, que nos acecha desde lo que parece ser todos lados. La mano de un amigo, el aliento demasiado cercano de un desconocido, la superficie de metal sin limpiar…. el enemigo es poderoso y se esconde en demasiados lados. Nos dicen que es seguro es nuestro hogar: #QuédateEnCasa,#StayHome, rezan todas las campañas y eso estamos haciendo la mayoría de nosotros, a lo largo y ancho del mundo. Los que podemos, nos quedamos en nuestras casas día tras día , y nos preguntamos cuándo será  el momento en que podamos enfrentar el mundo más allá de nuestras cuatro paredes, sin miedo.

Greenberg comparó la crisis del Coronavirus con lo que pasó luego de la caída de las Torres Gemelas en 11 de setiembre de 2001, y puntualizó que en este caso es todavía más difícil, ya que si bien el ataque terrorista disparó entre la gente le miedo a volar, esto se fue paliando poco a poco incrementando las medidas de seguridad en los aeropuertos. En esta caso es más difícil, ya que el enemigo es invisible y muchas veces casi imposible de detectar, ya que por más test para medir la temperatura de los pasajeros, o asegurarse de que nadie con síntomas suba a un avión, hay demasiadas interrogantes acerca del comportamiento de este virus y la información que le llega al público es mucha veces contradictoria.

Según Greenberg no va a haber de golpe una luz verde, y vamos a poder viajar todos, como lo veníamos haciendo hasta ahora, la vuelta de los viajes va a ser algo gradual y va a depender de varios factores, ya que en esto cada nación esta con su librito, si bien unos países están tomando ejemplo de los otros, cada nación está eligiendo como tratar el COVID 19 de forma individual. Lo lógico es que algo parecido pase con el tema de sus viajes, unos países van a ser más flexibles que otras cuando llegue el momento en que la mayoría de la gente que viajaba se atreva a volver a hacerlo. Si bien la OMT aboga para que los países se pongan de acuerdo para implementar un protocolo que trascienda fronteras en el tema de los viajes, lo que viene pasando hasta ahora nos hace predecir que no va a ser fácil que las naciones se pongan de acuerdo con la celeridad que nos gustaría.
Greenberg predice que los primeros viajes van a ser en el entorno cercano, una salida en auto con la familia o la pareja a un destino cercano, esos van a ser los primeros pasos de una población que todavía va a estar asustada por ese enemigo invisible que es el Coronavirus. Luego si eso salida sale bien, de a poco la gente se va a animar a empezar a subirse en aviones con destinos más remotos o exóticos. Siempre y cuando las aerolíneas y los alojamientos los provean de algunas garantías.

Cuando nos atrevamos a volver a viajar, según Greenberg, nos esperan varios cambios. Adiós al asiento del medio en los aviones, ya que hasta que no se descubra una vacuna efectiva para el virus, no va a ser aceptable tener a los pasajeros unos encima de los otros, como lo era hasta hace poco en la clase turista de la mayoría de las aerolíneas. Delta Airlines ya lo está implementando. También el protocolo de abordaje de los aviones va a cambiar. Estos se empezaran a llenar de atrás hacia adelante, para minimizar el contacto entre los pasajeros.

Adiós a los buffet de los “all inclusive”, o al menos de la manera en que los conocíamos hasta ahora. Sí se puede tener algo similar, pero en este caso debe ser personal el que sirva los comensales y estos limitarse a apuntar a lo que quieren. Nada de tener varias personas apiladas en una mesa de comida.

La industria de los cruceros la va a tener difícil, ya que si bien a nivel global, los episodios que se registraron de contagio en los barcos representan solamente el 2% de los barcos que en ese momento se encontraban navegando, la repercusión mediática que tuvieron estos casos impactó muy negativamente en la industria. Basta recordar el caso del crucero australiano Greg Mortimer, varado en Montevideo, luego que varios puertos les negaran el derecho de atracar.

También vamos a ver cuáles aerolíneas sobreviven esta crisis, y cuanto costaran los pasajes aéreos, ya que a pesar de los salvajes y los subsidios gubernamentales, algunas aerolíneas, como las “low cost”, van a tener que rever su modelo de negocios, en vista de los cambios que impone la nueva realidad. Recientemente dieron quiebra tres aerolíneas: South-African Airways, Norwegian y Virgin Australia.

Otros que también se van a ver afectadas son las plataformas de alquileres temporarios como Airbnb o Booking, ya que es más difícil asegurar ciertos estándares de sanidad requeridos hoy en día, con tantos anfitriones. Esta puede ser una buena oportunidad para los hoteles de tomar ventaja y recuperar parte del terreno que tenían perdido.

Lo que Greenberg no se cansó de recalcar es que el cambio, las nuevas prácticas y políticas necesarias para volver a atraer a los clientes y darle la seguridad a la gente de que es seguro poder volver a viajar, comer en restaurantes, etc., tiene que venir de la industria misma, de la iniciativa privada, ya que si se esperan regulaciones gubernamentales u oficiales, estas pueden llegar tarde y ser en muchos casos impracticables por un tema de costos en una industria que fue una de las más golpeadas con esto de la pandemia.
De esta se sale entre todos, y una vez más el que se adapte primero es el que va a correr con ventaja.




sábado, 28 de marzo de 2020

Las campañas políticas en el tiempo del Corona virus


La distancia social, o más concretamente el aislamiento, -como lo fue en el caso de mi cuarentena preventiva luego de volver de Holanda-, hacen que uno se entretenga haciendo cosas para las cuales normalmente no tiene, o no se hace el tiempo.
En mi caso fue asistir de forma remota a la conferencia: “Cinco cambios en las campañas políticas que trajo el COVID-19”

Esta conferencia fue dada por el consultor político ecuatoriano Andrés Elías, un experto en comunicación política digital.
Andrés empieza su conferencia hablando de la pandemia y sus consecuencias para la economía mundial, se calcula que se van a perder unos 25 millones de empleos, y se dice que esta crisis va a ser más devastadora que la del 2008.

En un escenario semejante es tiempo de reinventarse, todo un desafío para los políticos latinoamericanos que en su mayoría son varones mayores de 45 años, acostumbrados a las campañas de cercanía, a “caminar el territorio”, a los actos políticos presenciales, a la reunión en el comité. Todo eso se acabó por un tiempo.

Las campañas en general se caracterizan por tratar de dar a conocer y humanizar al candidato. La foto del político besando el bebé o abrazando a la viejita sonriente ya no son posibles en el tiempo del distanciamiento social. Es tiempo de reinventarse.
Las campañas van a ser en su mayoría digitales y por WhatsApp, para lo cual es muy importante la tecnología y conceptos como microsegmentación y la georreferenciación. Toca modernizarse y aquí es donde un buen asesor en estos temas pasa a ser muy importante. Llegar a distintos públicos con distintas herramientas.

Otra característica de las campañas políticas en los tiempos que se vienen es que no van a poder ser campañas que sean percibidas como millonarias. Nadie en tiempo de crisis quiere ver que el dinero, ya de por si escaso, está siendo gastado a manos llenas en carteles, remeras, merchandising o pautas publicitarias. Según Elías, una campaña que sea percibida como austera va a ser mejor recibida en estos tiempos de incertidumbre. La sociedad está susceptible y si una campaña es percibida como un derroche de dinero, el efecto puede ser el contrario al deseado.

Otro concepto que se manejó es el del contenido “snackable”. Se llama así al contenido digital más actual y divertido, es el que llena nuestro feed de Instagram de fotos y vídeos de colores, recursos creativos y una estética que engancha. Como su nombre indica, es un snack, un aperitivo para la vista, que hace que queramos consumir más y más. Muchas marcas llevan años invirtiendo y afinando su comunicación a través de este estilo de contenido moderno, atractivo y de fácil registro.

Obsoletos quedaron los largos discursos del candidato sentado en su despacho, las fotos del candidato abrazado a otros correligionarios con la insignia del partido de fondo. Ese mensaje y esa estética corría en los años setenta cuando había cuatro canales de televisión, ahora la gente sufre una sobrecarga de información. Se calcula que diariamente vemos unos 3000 a 5000 contenidos, el equivalente a unos 165 periódicos al día.

Como verán no son pocos los desafíos que también tendrán que enfrentar las campañas políticas. El concepto de distancia social llegó para quedarse con nosotros por tiempo indeterminado y con él nuevos desafíos.

El que se “aggiorne” primero va a correr con ventaja.


domingo, 15 de marzo de 2020

A no lavarnos las manos


Me tocó hacer cuarentena. Estuve diez días en Holanda representando a Punta del Este en un evento con gente de todo el mundo y a mi vuelta a Uruguay decidí aislarme sola en mi casa por catorce días.
Hoy con el diario del lunes, volviendo a tener la oportunidad de decidir si viajar o no, quizás no lo hubiera hecho, pero a lo hecho pecho, y la verdad que la pasé genial. Al momento de mi viaje Holanda no era uno de los países más afectados por el COVID-19, es más, creo que había apenas un par de casos, si es que los había. La gente actuaba en consecuencia, poca bola al tema, prácticamente nadie con las famosas mascarillas y un volumen normal de gente en los transportes públicos.
En mi viaje de ida los aeropuertos de Barajas y Schipol estaban todavía llenos de gente, y solamente algunos de ellos llevaban máscaras.  A medida que fueron pasando los días el tema fue escalando, acicateado principalmente por su presencia constante en las noticias y ya era tema de conversación obligado con taxistas y otras personas con las que uno se topa en los viajes.
Como no puedo ni quiero luchar con mi tendencia de tratar de encontrarle el lado positivo a las cosas, puedo decir que mi estadía en Holanda en tiempos del Corona Virus me permitió tener un tête à tête con las obras de los maestros holandeses como Veermer o Rembrandt en un poco concurrido Rijksmuseum. 
También me permitió estar prácticamente sola subiendo la interminable y empinada escalera de la torre de la Nieuwe Ker (Iglesia nueva) de la deliciosa ciudad de Delft, desde donde se puede apreciar una vista que quita el aliento.
Otro cantar fue la vuelta, al aterrizar en el aeropuerto de Barajas y tener que atravesarlo buscando la puerta de salida del Air Europa para Montevideo. En ese trayecto apenas me crucé con algún otro pasajero con cara de susto en un aeropuerto prácticamente desierto, sin free-shops ni cafés donde tomarse la última caña o bocata, ahora si una gran cantidad de personas usaban las máscaras, dándole a la escena un carácter de película apocalíptica.
Ya aterrizada en Uruguay decidí ponerme en cuarentena en mi casa. En mi caso fue un poco más difícil porque implicaba hacerlo en solitario ya que mi marido no había viajado y no era realista pensar que por más precauciones que tomáramos podíamos compartir la casa sin que en algún momento se viera expuesto al contagio, si es que tuve la mala suerte de agarrarme el bicho este. Así que por suerte nos prestaron un departamento en la Punta por unos días y allí partió mi marido, dejándome en la casa con nuestras mascotas.
Voy por mi tercer día de cuarentena, cuarentena que empezó como algo voluntario, pero ahora un decreto del gobierno nacional la hizo obligatoria y la verdad que por ahora no me va tan mal. Estoy aprovechando este tiempo para hacer esas cosas en la casa para las que uno nunca tiene tiempo ni ganas: ordenar placares y cajones, tirar cosas viejas, en fin, despejar la vida de tanta cosa innecesaria que nos pesa, aunque no nos demos cuenta.
Es increíble como las cosas se acomodan solas, ya la cuarentena en solitario parece haberme impuesto un ritmo propio que sigue la luz del sol, me levanto y me acuesto temprano. Mantengo contacto con mis amigos y familia por WhastsApp, sigo las noticias y mantengo un mínimo de presencia en las redes sociales. Este tiempo lo siento como una oportunidad de hacer una pausa, de mirar un poco para adentro, de hacer lo mismo que estoy haciendo con la casa, de descongestionar la vida de cosas innecesarias.
Veo con preocupación como en un momento en que el mundo nos recuerda que estamos todos interconectados, y un chino comiéndose un murciélago en China resulta en que meses más tarde yo esté en cuarentena en mi casa en Punta del Este, todavía hay gente que parece no entender que de este tipo de cosas se sale entre todos y que actitudes alarmistas y discriminatorias no le hacen bien a nadie y lo único que hacen es sembrar el pánico en un momento que requiere de sensatez, cordura y solidaridad. A no lavarse las manos y que esto no sea un "Sálvesequienpueda". De esta solamente se sale juntos