Este
año la temporada decidió saltearse
Punta del Este. Dicen haberla visto haciendo compras en el Aventura Mall de Miami
Esa caprichosa que nos tiene en vilo hasta último
momento, para la cual nos preparamos de mil maneras diferentes, pegó el faltazo.
No le importó que pintáramos nuestras fachadas, tomáramos personal, compramos mercadería,
o prendiéramos las luces. Algunos incluso
nos preparamos para alquilar nuestra casa como lo hacemos todos los años, e
irnos a
apretujar a lo de algún pariente que ni siquiera nos cae bien. Poco le
importó a esa desconsiderada todos los sacrificios que hicimos y hacemos para
esperarla, este año la temporada siguió de largo.
Para que no la extrañáramos tanto, y
supongo que un poco por costumbre, nos dedicó unos días a principios de enero y
vino a ocupar transitoriamente y de mala gana, el trono que todos los años le
preparamos.
Curiosa y veleidosa como toda fémina no
pudo resistir el llamado de otros destinos: el sur argentino, Miami y su paraíso
de shopping, las capitales europeas, los centros de esquí del hemisferio norte,
Brasil y su exuberancia. En fin, las tentaciones eran muchas, y los dólares rendían
más en otro lado.
Así que por más que le dijimos que la estábamos
esperando, que no fuera malita, que dependíamos de ella, que Uruguay es el
mejor país, la muy turra no se compadeció de nuestros ruegos y se fue de gira
por ahí.
Tengo la esperanza que la haya picado un
bicho do pé (esa mosca asquerosa que te deja un gusano adentro) en una playa de
Brasil, o se haya hecho un esguince
esquiando en Aspen, o que se haya aburrido como una ostra en el sur argentino,
o que no quedaran talles en la súper liquidación de Banana Republic. Todo eso puede
pasar y espero que la hayan hecho reflexionar que como Punta del Este no hay, y
que somos los únicos que realmente la queremos. Si, la queremos así como es,
como uno quiere a un miembro cercano de la familia, a pesar de sus defectos y a
que muchas veces nos hace la vida imposible.
Temporada querida: ¡Volvé por favor! ¡Te extrañamos!