miércoles, 31 de octubre de 2012

El suelo: ¿Recurso finito o elemento generador de riqueza?


Últimamente estamos ante una fiebre de reconvertir tierra para permitir mayor edificabilidad. Las modificaciones a la ordenanza de la construcción son propuestas y en la mayoría de los casos aprobadas, sin demasiada alharaca. En el último periodo de gobierno del Frente Amplio se votó en la Junta Departamental una resolución polémica a mi parecer, por no decir escandalosa, en la que se permite modificar la ordenanza de la construcción con apenas 16 votos, cuando antes se necesitaban 21. Para aprobar una excepción se necesitan 19.

Dice el artículo 21 del TONE (Texto Ordenado de Normas de Edificación): Excepciones- La Intendencia Municipal con informe favorable y fundado en las Oficinas Técnicas competentes, podrá autorizar permisos o gestiones de construcción que se aparten en puntos faltos de identidad del presente Texto Ordenado de Normas de Edificación. Cuando la excepción se refiera a áreas, alturas o retiros, deberá ser debidamente fundamentada por el gestionante, contar con los informes técnicos respectivos, la opinión favorable del Sr. Intendente y pasar por la Junta Departamental, requiriéndose la anuencia de este órgano, una mayoría otorgada de 3/5 de votos del total de sus integrantes. (Decreto 3857/09 del 17/11/2009)

Yo me pregunto: ¿No es más significativa una modificación a la ordenanza de la construcción que una excepción? Las excepciones crean precedentes, pero como su nombre bien lo señala, son modificaciones puntuales a proyectos específicos. Estas tienen el problema de que los beneficiarios son fácilmente identificables y fueron utilizadas en demasiadas oportunidades por administraciones anteriores. Su sola mención hace que muchos empiecen a mirar a su alrededor con ojos acusadores y el dedito pronto para señalar a él o los culpables de algunas moles que modificaron para siempre el paisaje urbano de nuestro balneario.

Por otro lado, las modificaciones a la ordenanza, son permanentes e irreversibles. Una vez aprobada y permitida mayor edificabilidad en una zona, es prácticamente imposible que este cambio se revierta, ya que traería aparejado una serie de juicios y demás problemas engorrosos para el gobierno municipal.

Yo me pregunto: Cuando se abusa de las modificaciones a la ordenanza de la construcción, reconvirtiendo tierra a diestra y siniestra, cambiándole el carácter a barrios enteros sin darle participación a la gente que allí vive o tiene inmuebles en esas zonas, ¿no es esto todavía peor que las excepciones?

El territorio no es valorado como un patrimonio común o un recurso limitado, sino como un elemento generador de riqueza. En un lugar donde los recursos siempre parecen escasear –aunque los últimos años no hayan sido precisamente de vacas flacas para nuestro departamento, ni la región - la necesidad de generar riqueza es considerable, y lo más fácil parece ser echar mano a tierra sin desarrollar o según los criterios imperantes “subutilizada”.

¿Por qué digo según los criterios imperantes? Porque impera la lógica del desarrollista, esta reina suprema por sobre los intereses de los habitantes comunes. ¿Y qué quiere el desarrollista? En la mayoría de los casos: mayor edificabilidad.

El suelo es un recurso finito, y toda reconversión, toda rezonificación debe ser sopesada con extremo cuidado. La modificación a la ordenanza de la construcción es la herramienta mediante la cual nuestros gobernantes están decidiendo no sólo el futuro de un territorio en particular, sino que pueden estar cambiando la esencia, el destino de una comunidad, ya que es los habitantes están indefectiblemente ligados al territorio en que residen y todo lo que en él ocurra los afecta de una manera directa y muchas veces irreversible.

“El urbanismo es político, y está cargado de intencionalidad, no es una cuestión puramente técnica” dijo la Doctora Silvana Pisano, arquitecta con un doctorado en “Dinámicas Territoriales y Estrategias de Desarrollo” por la Universidad Complutense de Madrid,  quien fue la principal disertante en el taller  “Las mujeres y el Plan Local de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano”  el último de una serie de encuentros que organizó la Red de Mujeres Políticas de Maldonado, que tuvo lugar en la Junta Departamental el sábado pasado.

Es por su carácter de permanente y condicionante de la vida de la población y economía de un departamento, que considero que es escandaloso que se necesiten menos votos para modificar una ordenanza de la construcción, que para aprobar una excepción. La primera es igualmente o más importante que la segunda y no deberían ser aprobadas, ni a las apuradas, ni en momentos en que la mayoría de la población se encuentra distraída en otras cosas, como ser los últimos días del año.

Es inadmisible que cambios tan importantes se cocinen entre gallos y medianoche, como se dijo de la modificación a la ordenanza autorizando hoteles en el casco de José Ignacio, que fue aprobada en las primeras horas del 14 de diciembre del 2011, a libro cerrado, sin debate ni oradores.

Esperemos que el final del 2012 no nos traiga aparejado sorpresas de este tipo.


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