domingo, 11 de agosto de 2013

Nos dormimos en los laureles

La Expo Real Estate Argentina se cumplió por quinto año consecutivo entre el 7 y el 8 de agosto pasados en el hotel Hilton de Puerto Madero de la capital porteña.
Este encuentro de los protagonistas del negocio inmobiliario se transformó en una suerte de termómetro de lo que pasa y deja de pasar tanto en la Argentina como en la región.
Expo Real Estate cuenta de una feria donde se presentan proyectos y destinos, complementados por una serie de conferencias y talleres que le dan un marco teórico al encuentro y tratan de explicar los vaivenes del negocio inmobiliario, así como vaticinar el futuro de la industria, futuro ya de por si azaroso en este mundo globalizado e hiper conectado.
La información que uno recibe en estos congresos es casi abrumadora. Confieso que ya me había hecho una idea de lo que me iba a encontrar, y en cierta manera mis expectativas se cumplieron: un mercado inmobiliario prácticamente paralizado producto de la aplicación del cepo cambiario y la desconfianza que despierta en los inversores las políticas del gobierno del vecino país.
El CEDIN, el instrumento financiero que salvaría tanto al sector inmobiliario como de la industria de la construcción, hasta ahora no dio los resultados esperados. Apenas se concretaron negocios por unos catorce millones de dólares. Muy poco. El gobierno estimaba, como mínimo, que se llevarían  a cabo operaciones inmobiliarias por unos cuatro mil millones de dólares. Todavía queda el resto del mes de agosto para que se concreten operaciones mediante este instrumento, pero se está muy lejos de la cifra deseada.
Los principales actores de la industria de los bienes raíces se refirieron a la situación sin pelos en la lengua: “Un desastre inmobiliario” dijo el arquitecto Damián Tabakman, Rector de ENRE (Escuela de Negocios en Real Estate) y moderador de varias de las charlas.  ”No esperar que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia” no lo dijo Gene Kelly, sino el  Presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, Roberto Arévalo.
“Si este va a ser el tono del congreso, más vale que vayan repartiendo chalecos salvavidas y mostrándonos donde queda la salida” pensé para mis adentros.
Algo que caracteriza el negocio inmobiliario es que uno sabe cuando entra, pero no cuando sale, ya que, como bien se dice, es un resguardo para los capitales. Siempre y cuando tengamos resto para apretarnos el cinturón y no tener que salir a vender cuando el mercado está a la baja.
Como antes decía, me encontré con un panorama similar al que venia imaginando. Pero por suerte, como todo en la vida hay sorpresas, gratas y de las otras, y en este caso confieso que me fui de la Expo Real Estate más optimista de lo que había llegado.
¿Por qué con un panorama como el que vengo pintando digo que vi algo parecido a una luz al final del túnel?
Primero porque por fin se animaron a ponerle el cascabel al gato y los líderes de la industria inmobiliaria argentina no edulcoraron la realidad. Admitieron públicamente y ante cientos de personas que se viven tiempos muy difíciles. Hasta que no reconocemos un problema no le podemos encontrar una solución, y cuanto mas tiempo lo ignoramos mas crece como un silencioso cáncer que todo se lo lleva. Es por demás elocuente que en la feria había veintisiete proyectos extranjeros y solamente siete argentinos. Nuestros hermanos rioplatenses siguen teniendo plata, apretada y bien escondida de la AFIP y no la quieren dejar en su país.
Buscan invertirla en EE.UU (con Miami como la vedette indiscutida de la feria) Panamá, Paraguay o Perú.

Bajo perfil

Uruguay no fue prácticamente mencionado en los congresos, si bien marcó presencia en la feria con un algunos emprendimientos e inmobiliarias de Punta del Este, proyectos en Montevideo, las dos gremiales ADIPE y CIDEM compartiendo un stand y la presencia del Director de Turismo de la IMM, Horacio Díaz.
A riesgo de hacerme goles en contra, ser una vende-patria y otros horrores que puedan querer endilgarme por lo que voy a decir, no pude evitar quedarme con la sensación de que nos dormimos en los laureles. Creímos y creo que la mayoría de nosotros todavía creemos que a pesar de todo nos van a seguir eligiendo. ¿Saben algo? Después de esta feria, ya no estoy tan segura. Hay otras opciones, otros haciendo los deberes y colándose en las grietas que dejamos abiertas.
Que tenemos mucha gente cautiva que invirtió en Punta del Este y lo considera como un apéndice de Buenos Aires, claro que si. Pero si nos ven tan parecidos a ellos y tomamos medidas que de muchos modos nos aproximan, nos deja en una posición muy precaria. Ya dejamos de ser aquel lugar en el que se sienten como en casa, pero saben que las reglas son muy distintas. Ahora estamos más entreverados y algunas medidas que tomó nuestro gobierno nos dejó más vulnerables, y eso se siente. Ya no se habla de Uruguay como un lugar que puede servir como un refugio de capitales. ¿Y por qué después de todo esto sigo optimista?
¿Saben por qué? porque en este congreso vi un punto de quiebre. Escuché hablar no solo de metros cuadrados y rentabilidad, sino de proyectos arquitectónicos, de creatividad, de productos bien pensados para un público especifico. Se acabó la época de las vacas gordas y hay que reinventarse y verse con los ojos con que nos ven otros: nuestros clientes y no nuestros compañeros de partido político, ni nuestra familia o amigos.
Tenemos que probarle a un público más informado, con más opciones que seguimos siendo una opción viable. Es hora de que hagamos los deberes, es un desafío, una oportunidad, un deber. El de re inventarnos para que nos sigan eligiendo. No es la tarea de uno solo, es el deber de todos.

No hay comentarios: