jueves, 13 de mayo de 2010

El día después

Mi alcalde ideal es una figura cercana a su comunidad, un vecino respetado, conocido por su trayectoria, alguien en quien confiamos, que va a ser capaz de representar nuestros intereses ante la intendencia, alguien que conoce nuestras necesidades, tiene la capacidad de negociar a favor nuestro.

Es inevitable que al día siguiente de las elecciones uno comente con sus amigos y conocidos las impresiones de la jornada electoral. En este caso el consenso parece ser una enfática y unánime disconformidad con el modo en que fue planteada la elección de los alcaldes.

Se logró desvirtuar lo que podría haber sido una buena idea, obligando a asociar la figura del alcalde con alguno de los partidos políticos existentes. El esfuerzo de descentralizar y dar participación a los ciudadanos- como dice la ley que motivó la creación de los municipios- se debilitó, no sonó sincero y la gente lo notó.

A la prueba está que el 70% de los montevideanos decidieron no molestarse en elegir alcalde, ya sea porque no estaban informados, no sabían quiénes eran los candidatos o simplemente no estaban interesados.

En Punta del Este tenemos alcalde. El nacionalista Martín Laventure logró hacerse del codiciado municipio con poco más del 33% de los votos del Partido Blanco. La estrategia de los blancos fue presentar nueve candidatos, la suma de los votos de todos ellos le dieron la alcaldía a Laventure.

Claramente el favorito de los puntaesteños fue el frenteamplista Horacio Díaz con 1193 votos (sin contar los votos observados), pero de la manera en que está planteado el sistema, no importó lo que la mayoría tan claramente expresó en las urnas. En su lugar, se premió la maniobra política de los blancos, que decidieron presentar una profusión de candidatos y de a puchitos lograron superar al Frente Amplio por 345 votos.

Mi alcalde ideal es una figura cercana a su comunidad, un vecino respetado, conocido por su trayectoria, alguien en quien confiamos, que va a ser capaz de representar nuestros intereses ante la intendencia, alguien que conoce nuestras necesidades, tiene la capacidad de negociar a favor nuestro.

Puede ser que peque de ingenua, de idealista, pero son estas y sólo estas, las cualidades que me gustaría tener en cuenta a la hora de votar un alcalde.

En mi ingenuidad quiero creer que tenemos personas con estas características en todos los partidos políticos. Por una vez me hubiera gustado poder dejar de lado los partidismos, los colores y las banderitas y elegir a quien mejor me representaba.

Parece que esto era mucho pedir.


Florencia Sáder
Punta del Este

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