sábado, 15 de diciembre de 2012

Punta del Este en la amarga espera

¿Por qué la espera tiene un sabor amargo?
Porque esperamos con una mezcla de incredulidad y dolida resignación  el fruto de la cópula entre el poder político y algunos grupos de interés. El retoño que empezó a gestarse hace bastante más de un año atrás, verá la luz por primera vez el martes próximo en la última sesión del año de la Junta Departamental.
Los ediles, nuestros representantes electos, se aprestan para votar el Plan Estratégico para el Eje Aparicio Saravia. La mayor propuesta de reordenamiento territorial de las últimas décadas.
Este plan de grandilocuente nombre, cuenta con varias obras públicas que no voy a enumerar, ya que han sido objeto de largos alegatos y escuetos volantes, repartidos en Maldonado en el mes de marzo.  La gran mayoría de los vecinos aplaudimos y fervientemente deseamos que estas obras de materialicen en los plazos previstos por la intendencia. Estas obras, nos dicen, traerán toda clase de bondades al departamento, coronados por los tan necesarios puestos de trabajo para nuestra gente.
En el último año los vecinos organizados han mostrado su descontento, no hacia una de las demonizadas excepciones como en otras oportunidades. En este caso han cuestionado la necesidad de una “kosher” modificación a la ordenanza de la construcción, tan populares en esta administración. Modificación que cambiaría la fisonomía de un barrio entero, aniquilando uno de los pocos pulmones verdes que nos quedan.
El barrio de Rincón del Indio se apresta a sufrir una transformación radical. Casi se podría decir que va arrasado, para ser reconstruido en un futuro incierto, con las directivas que el gobierno municipal y un grupo de poder le dictaron al renombrado urbanista argentino que avala este plan.
La intendencia impulsa empecinadamente un modelo de desarrollo que no contempla los intereses de los vecinos, no sólo de ese barrio, sino de muchos residentes y contribuyentes del departamento.
Eso del “departamento” es muy abstracto. Cuando hablamos de Punta del Este, Maldonado, Piriápolis, La Barra o San Carlos, hablamos de nuestra casa, nuestro hogar, barrios, vecinos, calles y espacios públicos familiares y queridos, que forman parte de nuestra identidad tanto individual como colectiva.
Esta prepotente reconversión de tierras, que solo necesita de dieciséis votos para ser aprobada, seguramente verá la luz la noche del martes 18 de diciembre.
El pedido de más de un millar y medio de vecinos del departamento, media docena de grupos vecinales y unas cuantas respetadas asociaciones civiles será ignorado. Los numerosos argumentos esgrimidos serán desoídos, y la aprobación de este ambicioso plan -de espaldas a los ciudadanos- nos dejará a muchos el sabor amargo de saber que nuestros representantes electos, se olvidan de cuál  es su verdadera función.  

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