miércoles, 5 de septiembre de 2007

Vicisitudes del mercado inmobiliario en la capital del imperio

Esto salió publicado el día 23 de agosto de 2o07 en el Diarrio Correo de Punta del Este:

Siendo hija de un inmobiliario, toda mi vida escuche hablar acerca de las vicisitudes de esta profesión; siendo hija de un inmobiliario de Punta del Este, no podía dejar escuchar el mantra infaltable de todos los años, "¿YCOMOVIENELATEMPORADAAAAA?" frasecita que puede tener distintas inflexiones depende de quien la hace. Cautelosa si viene de otro inmobiliario, imperiosa si viene de un propietario, descreída y un poco arrogante si viene de un posible inquilino. El negocio inmobiliario en Punta del Este es singular, y la famosa temporada es el momento que todo el mundo esta esperando para que se definan los tantos.

Después de estar radicada en Washington, DC por mas de 8 años, creo que por nostalgia, curiosidad y fiel a la creencia de que cada poco tiempo hay que aprender algo nuevo para que la rutina sea mas llevadera, decidí tomar el curso de corredor inmobiliario, para ver de que se trataba y eventualmente poder sacar mi licencia de vendedora (Ah, si, acá ni soñar con mostrar un departamento y menos vender o alquilar, sin tener una licencia)


Allí fui con mis genes inmobiliarios todavía adormecidos a tomar el curso de vendedor que da la mega cadena de inmobiliarias Long & Foster. Una vez terminadas las clases a las cuales no se podía faltar ni siquiera una vez, uno queda en condiciones de tomar el examen de "salesperson" o sea vendedor. Este difiere en cada estado, ya que aunque hay una parte común a todo el país cada estado tiene reglas propias que lo rigen y es un requisito tener licencia en cada estado que uno trabaja. Esto es particularmente engorroso en Washington ya que en los estados de Maryland y Virginia hay barrios que se consideran parte de la capital, pero técnicamente no lo son, así que para poder trabajar con mas libertad y no tener que limitarse hay que tener licencia en por lo menos dos estados, lo que implica dos exámenes, dos cuotas anuales, etc.

Éramos un grupo de cerca de 40 alumnos, la mayoría atraídos por el todavía candente mercado inmobiliario, donde una casa se ponía a la venta y se vendía a la semana. Los habíamos rubios, morenos, algunos latinos, hindúes, jóvenes y ya no tanto, más que nada éramos un grupo de personas seducidos por la idea de cobrar jugosas comisiones, como nos dijo nuestro profesor el primer día "Esta es la única profesión donde a uno le pagan lo que uno vale" (seductoras palabras para tantos oficinistas incomprendidos, oprimidos por la burocracia de las grandes organizaciones). En esas horas interminables (sobre todo los sábados) aprendí de hipotecas, leyes, impuestos, materiales tóxicos y demás horrores que se puede encontrar en una casa, que se puede y no se puede decir a un comprador y sobre todo la responsabilidad tanto civil como penal que tiene el inmobiliario. Cada lección era un nuevo descubrimiento, no podía dejar de comparar con lo que yo conocía y mi asombro era cada vez mayor al ver las diferencias en la exigencia que se tiene, tanto para el vendedor, como para la inmobiliaria en sí. Ya en ese momento se vislumbraba muy a lo lejos, la posible bajada de los precios de las propiedades, algo que era prácticamente IMPENSABLE hace unos meses atrás.

Hoy a fines de agosto del 2007, ya con la recesión, al menos en el mercado inmobiliario cómodamente instalada en todo Estados Unidos, la idea de ser corredor inmobiliario ya no parece TAN SEDUCTORA. Ahora las propiedades pueden pasarse 3 meses, si TRES largos meses sin recibir una oferta y los propietarios tienen que bajar los precios. Las hipotecas con tasas de interés variable que antes parecían tan atractivas están hundiendo a muchos, los "foreclosures" o ejecución de las hipotecas están al orden del día y como siempre, son los especuladores los que se están beneficiando. Nada nuevo en este mundo, ¿no?

Y yo me pregunto, este año, en Punta: ¿COMOVIENELATEMPORADA?


Florencia SaderAgosto, 2007
Washington, D.C.
http://www.diariocorreo.com/

1 comentario:

Arrancopelito dijo...

Sos cómica Florencia, y redactás muy bien. Me hace gracia eso de que esperaras ocho años de fiesta inmobiliaria para tomar el curso de corredora cuando se desplomó el mercado. Es parecido a mi reticencia a integrarme al mundo puntocom hasta que se explotó la famosa burbuja :-)

Enfin, sobre tu pregunta de cómo viene la temporada, bueno, lo más destacable es algo que aprendí del sabio Pancho Marqués, de Lo de Tere.

Mientras se desplomaba Argentina y mi familia se zambullía a un emprendimiento que a la sazón parecía suicida, Pancho nos impartió el secreto de su éxito: "Mientras no trates tu negocio en Punta del Este como un negocio de temporada, siempre te va a ir bien. Para funcionar, un negocio en Punta del Este tiene que ser un negocio de todo el año."

Nadie me ha ofrecido mejor consejo jamás.

Teniendo eso en mente, lo que puedo agregar es que cada día nos acercamos más a la posibilidad de "independizar" a Punta del Este de la famosa temporada. Todavía el ritmo es muy lento, pero si llegaras hoy en setiembre a Punta del Este no reconocerías el movimiento y la cantidad de gente. Te parecería que estás en diciembre. Un par de universidades más, un par de hospitales de calidad, un par de vuelos directos al mundo civilizado desde Punta del Este, y vamos a poder olvidarnos de la infame temporada y de su efecto de corrupción de mentalidades y actitudes.