sábado, 25 de junio de 2011

Cristina se somete

La política de nuestro país es entretenida, eso no se puede negar. Desde que tenemos al señor Mujica de presidente, debemos tener para los que nos ven de afuera, un no sé qué folclórico, una onda Luis Landriscina mezclada con el Viejo Vizcacha, que nos hace pintorescos a los ojos de un extranjero.
Pero lo que a mí realmente me gusta, me seduce, me intriga, en mi condición de uruguayita puntaesteña, es el misterio, el glamur, los intrincados manejos de la política argentina.
Llámenme renegada si quieren, no me importa, pero este es un vicio que tengo y me gustaría compartir con otros tapados como yo:

Llevaba puesto un sencillo vestidito negro, el día que la señora Cristina Fernández de Kirchner anunció su decisión de postularse una vez más a la presidencia de la Argentina.
Atrás de ella se leía Galería de los Patriotas Latinoamericanos, eran las 19:02 del 22 de junio en la Casa Rosada, cuando de su boca salieron las siguientes palabras: “Aquí estamos, vamos a someternos una vez más, como lo he hecho siempre.”
Aplausos, vivas, siguieron este gesto de abnegada vocación pública, este ejemplo de sacrificio de la vida privada en pos de la construcción de un país que tiene a algunos adormecidos a fuerza de LCD para todos y de subsidios varios, y al resto en un estado de atolondramiento importante, ya que nadie parece saber cómo reaccionar ante esta imprevisible viuda de vestidito negro.
Someter, esa es la palabra que la señora Kirchner eligió para comunicar su decisión por Cadena Nacional.
Someter, que palabrita versátil que es esta. Evoca imágenes de la Coca Sarli, en el papel de “Delicia” sometiéndose sobre una carcasa de res a la lujuria de un despiadado carnicero, en la icónica película “Carne,” (1968). O la un ejército rindiéndose incondicionalmente ante el enemigo.
Que cuidadosa elección de las palabras, ya que someterse da la idea de abnegación, de dejar de lado los propios intereses, anteponiendo los de otros. En este caso, los del hipotético pueblo que clama por ver a la viuda inmolarse, a pesar del dolor por la pérdida de su marido, la lipotimia, la mala leche de los medios, escándalos varios y otros avatares que la viuda-presidenta debe superar día a día.
Al igual que la Coca Sarli, Cristina se somete, las dos argentinísimas morochas son víctimas de la imagen pública que ellas mismas crearon.
Una de ellas elige explotarla al máximo, y somete (otra vez la palabrita) a sus ciudadanos a otra ronda de sopa boba, en un hábil manejo de los tiempos, ya que todo el mundo esperaba el demorado anuncio un par de días después. “Es un ejercicio de responsabilidad no adelantarse en los tiempos y tomar las decisiones cuando corresponde” dijo Cristina Kirchner en el discurso en que decidió poner fin al culebrón que bien podría haberse llamado “Crónica de una candidatura anunciada.”
¿Los protagonistas?
En realidad hay sólo dos:
Ella, alias: Cristina, la Presidenta, la Presidente (nunca me quedó muy claro cuál de los dos hay que usar), la Viuda, la Señora Kirchner.
Él, alias: El Gran Ausente, Néstor, el Presidente, el Marido, el Pingüino.
El resto es una gran cantidad de extras intercambiables que vemos desfilar a lo “Gran Hermano”, esperando quien va a ser el próximo en ser “nominado” y quedará fuera o dentro del círculo de poder.

Los próximos meses me tendrán expectante, pendiente de nuevos anuncios y acontecimientos.
Estoy segura que mi capacidad para el asombro no saldrá defraudada.

No hay comentarios: